jueves, 26 de mayo de 2011

Razones por las cuales no debemos votar por Keiko Fujimori

Víctor Manuel Castillo Sánchez


Se dice que Keiko es la principal interesada en combatir la corrupción, como un medio de “limpiar el nombre” de su padre. Keiko Fujimori se presenta a sí misma alegando ser el ejemplo de un “nuevo fujimorismo” y que dicha vertiente política tiene el derecho de dirigir los destinos del país durante los próximos cinco años. Disentimos de dicha afirmación, y negamos su viabilidad para el Perú, por las siguientes consideraciones:

1.- Para querer limpiar el nombre de su progenitor, primero tendría que admitir públicamente aquello que niega. Keiko Fujimori niega que su padre sea responsable penalmente por los ilícitos que lo han llevado a ser sentenciado. Ello es contradictorio con lo que ella siempre sostiene, esto es, que Montesinos “fue una mala influencia” para su padre. No hay forma alguna de afirmar que Montesinos “fue mala influencia” o “hizo daño”, excepto si se sabe –como ella lo sabía desde su puesto de primera dama- que era el gobierno en su conjunto el que estaba corrompido.

2.- Keiko Fujimori guardó un ominoso silencio frente a la podredumbre en medio de la cual vivió, se alimentó y educó.

3.- Keiko Fujimori no está en condiciones de representar por mérito propio, un mensaje político de trabajo, esfuerzo y renovación del Fujimorismo. Su producción y actuación legislativa es mediocre y lo único que justifica el puesto que tiene es el ser la hija del ex presidente. En otras palabras, no tiene un valor propio, no tiene ningún mérito que se lo haya ganado por su propio esfuerzo.

4.- El país entero fue testigo de cómo la madre de Keiko fue humillada, ninguneada y reducida a una voz solitaria e impotente cuando como toda mujer decente, denunció que los parientes de su esposo se apropiaban la ropa donada cuyo destino era para los más pobres. El Perú entero vio como dicha mujer fue despojada del apoyo de sus hijos, quienes prefirieron hacer causa común con su padre y vivir la vida que vivieron, con los recursos cuyo origen ya ha sido desentrañado. Esa mujer que fue incapaz de un gesto solidario para con su madre, hoy día pretende decirnos a nosotros los peruanos, que ella es un “nuevo fujimorismo”, una “nueva vertiente”, como si los peruanos fuéramos retrasados mentales que olvidamos que las grandes historias se nutren de los pequeños y significativos gestos y los que tuvieron ella y sus hermanos para con su madre caída en desgracia es de lo más alevoso y vil que pueda hallarse. O sea, quien jamás defendió a su madre cuando ella más lo necesitaba, no puede pretender que nosotros, peruanos, creamos en la sinceridad de sus palabras cuando dice que defenderá al pueblo de la violencia, de la corrupción y de la venalidad.

5.- Quien ama y defiende al pueblo y rinde homenaje a los ancestros que con su sangre y esfuerzo construyeron el nombre de la Patria Peruana, jamás postularía al senado de un país extraño, excepto si siente un llamado de la sangre, lo cual refleja muy bien su sentido de patria. Quien vote por Keiko está votando por la hija de quien de modo público rechazó la nacionalidad peruana intentando escapar al castigo por sus actos ilícitos. Keiko soslaya dicho hecho radical en la actuación política, amparada en la canalla y lumpen de nuestra sociedad, que a su vez fue cultivada en la década infame. No olvidemos que durante dicha época se procuró contaminar la Sociedad desde el Estado: los principales espacios de la cultura, del periodismo y del debate se convirtieron en focos infecciosos cuyas secuelas aún padecemos y la candidatura de Keiko Fujimori es la prueba palpable de ello.

6.- Keiko no puede sostener que ella representa un “fujimorismo de nuevo cuño” cuando precisamente, basta revisar a todas las figuras que ha agrupado tras de ella. Todos aquellos que participaron y nutrieron sus arcas en la década infame, han vuelto, algunos con la insolencia de siempre, y otros cabizbajos, temiendo que se pronuncie sus nombres nuevamente. Todos ellos regresan con el mismo apetito y la misma esencia del mal, cual canalla maldita que intenta nuevamente cebarse en las arcas del Estado y además, pretende dictar clases de decoro y consecuencia. Todos ellos partícipes del festín y siervos de hinojos de Montesinos y del preso en DIROES. La sola presencia de esos personajes es un insulto a la política, porque una cosa es haber pecado y otra, muy distinta es lucir el vicio o falta como si de una virtud se tratase y precisamente eso es lo que hace Keiko al presentarse a sí misma y en convocarlos.

7.- No olvidemos que cada sociedad produce su escoria: la sola presencia de los dictadores y tiranos únicamente es posible por la existencia de un mínimo consenso a favor de la impunidad, de modo tal que los validos, paniaguados, prosélitos y allegados al poder al mismo tiempo que propagandizan y movilizan al lumpen social para apoyarlo, viven a expensas de la Sociedad a la cual someten y saquean. Mientras en nuestro país persistan las penosas condiciones educativas, los cinturones de pobreza, mientras sigamos siendo últimos en las pruebas de evaluación internacionales, es previsible que el lumpen de la política reclame un derecho a dirigir los destinos de un país. Pero del mismo modo como el combate de una plaga demanda esfuerzos constantes en combatirla, el Perú tiene el deber de persistir en el exterminio de los detritus de la política que aún pululan y que pretenden pervivir en ella.

8.- El éxito del fujimorismo en su actual presencia en la política peruana ha consistido en que para hacerle frente no se ha generado una corriente política negadora de lo que ellos representan en su más profunda y letal esencia: ninguna representación parlamentaria puede reclamar para sí el honor de tener las manos limpias de enjuagues y prebendas: ha existido un ambiente de complicidad generalizada, que favorece al corrupto en la medida en que confirma en la ciudadanía que finalmente todos nadan en la escoria y si la diferencia es únicamente cuantitativa y no cualitativa, entonces sí es factible alcanzar los objetivos que se ha planteado. Por tanto, el fujimorismo y la lacra que representa tienen aliados tácitos, silenciosos y fieles en reiterar las prácticas de robo y saqueo al Estado. Ello refleja que la sola presencia del fujimorismo alienta a los corruptos, les da energías para persistir en alcanzar el botín de las arcas estatales.

9.- Sabedores entonces que somos un país subdesarrollado y que parte de nuestra limitación es la calidad de nuestros políticos, los peruanos debemos comprometernos a que la emisión de nuestro voto en modo alguno implique una carta en blanco, una autorización a ciegas hacia el elegido. Nuestra historia nos enseña que nunca más debemos cerrar los ojos hacia el manejo del patrimonio público y que cualquiera que sea el sentido de nuestro voto, debemos unirnos a los conciudadanos que hayan optado por un candidato distinto al nuestro si es que comprobamos que en algún caso se detecta razonables indicios de corrupción y negociados. Si hay una idea con la cual debemos casarnos los electores es con la demanda de transparencia, control, división de poderes, respeto al medio ambiente, vigencia de los derechos humanos y de la libertad de expresión y de prensa y llevar adelante una radical y auténtica reforma educativa.


¿Creen ustedes que el Fujimorismo está en condiciones de ofrecerle eso a nuestro país? Lo dudo.

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