jueves, 26 de mayo de 2011

¿LOURDES FLORES O SUSANA VILLARÁN?

En principio, estamos en desacuerdo con quienes reclaman porque la realidad no corresponda con su percepción del mundo. Según dicha posición el hecho que el electorado base de la candidatura de Susana Villarán lo constituya el sector socioeconómico A y B, constituye un supuesto nefasto de parricidio/suicidio político. Los recalcitrantes de la política alegan que no es “natural” el que los sectores socioeconómicos A/B sustenten una candidatura de tendencia izquierdista. Sin embargo, en ello existe una hipocresía: quienes alegan de dicho modo, tienden a asumir una visión maniquea y obtusa de la política: maniquea en dividir el mundo en términos polarizadores y obtusa en cuanto consideran ellos que la condición social del electorado determina de antemano una vertiente de pensamiento político. Esto es, la condición socioeconómica debe constituir una “demanda cautiva” de liderazgos que correspondan con lo que según ellos, representa mejor los intereses inherentes a la posición social que se ocupa/ostenta.

En otras palabras, ellos lo que quieren precisamente es que el sector A/B siempre debe votar por una candidatura de derecha y el sector B/C/D por una candidatura que sea de izquierda. En otras palabras ¡Ellos reclaman el que los sectores A/B carezcan de “conciencia de clase”¡ Precisamente quienes afirman tal disparate son los columnistas representativos de diarios que son consumidos en su mayoría por el sector A/B¡ el acreditado Aldo Mariátegui y el lúcido y pragmático Vázquez Kunze llegan a disertar sobre la existencia de una confusa actitud que desdice la prosapia de la clase y hurgan sobre los supuestos antecedentes históricos de verdaderos “suicidios de clase”. Incurren por tanto, en el peor de los marxismos, esto es, aquella vertiente que le reclama a la realidad por no ser como ellos desean, esto es, son prisioneros de su propio dogma.

Si fuera verdad dicha lógica, en verdad el Perú siempre estaría perdido puesto que quienes integran los estratos socioeconómicos más bajos son la mayoría de la población, por lo cual indefectiblemente ya existiría un determinismo electoral, fácilmente anticipable según la composición socioeconómica del electorado. En buena cuenta, para dicha perspectiva el voto depende del estado del estómago y del bolsillo. Reclaman ellos por un voto “culto” que indefectiblemente debiera estar al lado de la derecha, negando toda posibilidad que detrás de una posición de izquierda puedan albergarse gentes de talento. Son los nuevos Ayatollas de la derecha. ¡Han llegado a sociologizar respecto a las razones por las cuales el sector A/B no piensa como ellos! En su desesperación llegan al absurdo de caricaturizar la posición de Susana Villarán, con el previsible resultado de un mayor apego del electorado a quien aparece como víctima de sus ataques. Tampoco faltan quienes intentan hacer un parangón entre Flores Nano y Churchill, intento que más parece un rictus de un perorador pueblerino, incurriendo en el mesianismo más ramplón y desbocado.

En su extremismo dichos Ayatollahs liberales son los mejores propagandistas del porqué la derecha tiene un lado intolerante, que en su mezquindad impide la posibilidad de construir un auténtico diálogo con quien piensa distinto. Obviamente, el negar toda dignidad o mérito al contrincante subjetivamente induce a considerarse los nuevos Mesías, portadores del mensaje “correcto”. Ellos, que tanto critican a lo que denominan “políticamente correcto”, son el mejor ejemplo de lo que critican, esto es ¡representan mejor que nadie el defecto que tratan de imputar a sus rivales¡

Lo que debemos reconocer es que tanto en su apertura hacia electorados tradicionalmente copados por otra opción (Lourdes Flores) y por asumir banderas que estaban en otros sectores (Susana Villarán), lo importante de los liderazgos del sector  A/B es que son esgrimidos por dos mujeres y reflejan que en el Perú el sector A/B no piensa en sí mismo ¿dudan de ello? Después del terremoto tuvieron una actitud importante para con los damnificados, y los dos programas televisivos de mayor consumo por dicho sector representan dos visiones de la vida: una serie blanca donde se intenta reflejar la diversidad de nuestra Sociedad –con sus complejos y estereotipos- y un exitoso programa farandulero, exquisito ejemplo de cómo la miseria moral puede tener carta de navegación en los hogares. Como nunca antes se habla actualmente de la cocina peruana –incluso se ha plasmado una tendencia de cocina denominada novoandina-, el chullo, y el Perú va camino hacia el reconocimiento y aceptación de su propia realidad. Estamos consolidando las percepciones en base a las cuales el Perú del futuro será más homogéneo, más igualitario y se alcanzará con mayor propiedad aquello que corresponde con el sentimiento de peruanidad.

El que las dos opciones con mayores posibilidades de alcanzar la alcaldía de Lima la lideren dos mujeres pertenecientes al sector socioeconómico A/B es sintomático: dependiendo de la gestión a realizar, la Alcaldía puede ser el paso previo a una candidatura presidencial. Por tanto, el sector socioeconómico A/B está construyendo una perspectiva política que legitima y corona los intentos de consagrar la plena igualdad a la que la mujer tiene derecho como dadora de vida. Por otro lado, la campaña que realizan las candidatas no se afianza en ningún apoyo ni depende de una figura masculina que aparezca como una figura tutelar, tal cual ocurre por ejemplo, con el caso de la hija del ex presidente. Ambas candidatas fueron críticas con la corrupción del fujimorato.

Así, lejos de enroscarse en su concha, el sector A/B, para bien y para mal ha decidido prestar oído hacia las demandas y posiciones sostenidas por sectores sociales y políticos de los cuales tradicionalmente han estado alejados. Dicho encuentro es importante para la construcción de una democracia. Sin embargo, el camino hacia la construcción de ese Perú futuro no se encuentra únicamente en la evidente apertura del sector socioeconómico A/B las hacia demandas de los otros grupos sociales, sino en la capacidad de sintonizar con las demandas del futuro, lo cual se refleja en las alianzas y opciones que van construyendo en el camino. En otras palabras: dime con quien andas y te diré quién eres.

Sin embargo, quien esto escribe considera que Susana Villarán no debe ganar las elecciones, pero por las consideraciones que a continuación expongo.

Dime con quien te juntas y te diré quien eres

Tradicionalmente un defecto grave de la plutocracia peruana y de los sectores sociales afines a ella ha sido su incapacidad para poder organizarse en un partido político que formule adecuadamente un proyecto y que por tanto se encargue desde dicha perspectiva del construir una propuesta clara de predominio político. Dicho defecto es de capital importancia dado que independientemente de la tendencia específica, lo que una democracia necesita es precisamente que los intereses económicos, sociales y culturales se expresen institucionalmente en un partido como una forma pacífica, clara y transparente de alcanzar una posición de predominio. De ahí que si es que todos los participantes están de acuerdo en un mínimo de reglas a ser respetadas, la convicción democrática es importante y a ese respecto sí resulta importante dejar fuera de carrera a aquellas posiciones que claramente son antidemocráticas por constituir una progenie corrupta y maquinadora, bastión de lo mas antidemocrático que es precisamente, el pretender apartarse de las leyes mediante los actos de componendas cuyo destino es salvaguardar la impunidad para los grandes negociados.

Así, podemos asumir que actualmente existen dos tendencias de los sectores socieconómicos Alto y medio: la propuesta encarnada en Flores Nano y la propuesta representada por Susana Villarán.

Lo importante de la trayectoria política es que nos permite seguir el derrotero de los participantes de modo tal que se puede establecer ciertas correlaciones a partir de la conducta pública de los participantes. A este respecto debemos señalar que la línea política que sigue Flores Nano es importante porque mas allá del hecho de llevar una década en la brega política, dicho lapso de tiempo es suficiente para ir sedimentando una posición alrededor de un conjunto de ideas que reflejan una pretensión de modernización del pensamiento de derecha, el mismo que ha abandonado posiciones tradicionales y que intenta leer al Perú desde la realidad del siglo XXI. En la actualidad ya no puede sostenerse que sea el pensamiento del PPC o de AP –los dos tradicionales partidos de derecha en el Perú- los que sustentan el discurso político en los términos en que se hacía en la década de los años 80. El pensamiento de derecha ha evolucionado.

De ahí que debemos saludar que el esfuerzo actual que realiza la derecha peruana encarnada en Flores Nano, dado que es una corriente y propuesta que indudablemente refuerza el sistema político democrático y que no comulga con los dos grandes males de la democracia peruana como son el autoritarismo y la corrupción. Actualmente, desaparecido el viejo paradigma izquierda/derecha carece de sentido pretender esbozar el debate en dichos términos, por lo cual es pertinente analizar si la orientación del partido o movimiento es proclive o receptiva a las necesidades de preservar la institucionalidad democrática y la legitimidad de un manejo con vistas a la construcción del futuro Perú, cuyos lineamientos se están definiendo en esta primera década del siglo XXI.

Una de las más nefastas tendencias de la política criolla es el afán mesiánico de “refundar” el mundo, el asumir un discurso que intenta presentarse a sí mismo como la opción “trascendente”, “auténticamente popular”, “transformadora” y otros vocablos altisonantes. El defecto de un discurso que intenta suscitar la imagen de renovación consiste en que la historia nos ha mostrado que ello ocurre muy pocas veces en la realidad. Pero, lamentablemente quienes usan de dicha visión para sostener que Susana Villarán representa “la transformación” y otros vocablos de similar contenido, confirman dicha percepción por el encono con que los ayatollahs liberales atacan a quienes piensan distinto a ellos y tal situación por supuesto no es consecuencia de sentimientos personales, sino que manifiesta un compromiso que se excede en los términos y que sin querer, termina ayudando a quienes supuestamente son los rivales políticos. Por otro lado, basta leer los periódicos y ver los medios que están en manos del sector social motejado como “caviar”, para comprobar que dichos medios escritos y televisivos promueven de modo sostenido la candidatura de Susana Villarán. La permisibilidad, blandura en el trato y benevolencia hacia ciertos puntos de su propuesta es tan abierta y desembozada como la subliminal campaña que se realiza por los caricaturistas emblemáticos del pensamiento caviar en apoyo de Villarán.

En suma, mientras que la prensa afín al sector caviar hace un uso sofisticado del poder que ostenta, no ocurre lo mismo con los intérpretes liberales de la actualidad, quienes parecen andar con el sable desenvainado, prestos a cortar de raíz todo asomo de argumentación que no sea compatible con la posición que sostiene.

Lo particular del liderazgo de Flores Nano es que no puede ser visto como una opción perdedora: mas allá del hecho de la derrota en dos elecciones presidenciales, lo importante del liderazgo de Flores Nano es que ha permitido la renovación de la política peruana:
-           Ha incorporado plenamente en el imaginario social la posibilidad de una próxima presidencia en manos de una mujer, importantísima conquista para el sistema político peruano y latinoamericano.
-           Ha despojado al pensamiento de derecha de algunos de sus peores defectos tales como su excesivo limeñismo, su acriollamiento, su acrisolada representatividad plutocrática y la incapacidad para poder construir plataformas políticas que incorporen demandas populares.
-           Ha sido tenaz y persistente en la lucha política, algo importante, porque precisamente las tradiciones políticas y las lealtades se construyen y confirman en la continuidad de un pensamiento y una prédica.
-           Ha mostrado una clara capacidad de hacer activismo político de base, esto es, el “ensuciarse los zapatos”.
-           Lourdes Flores ha sido capaz de cambiar la percepción del PPC, un partido tradicional de derecha y arrinconado consuetudinariamente a Lima, y ha logrado construir un movimiento y proyectarlo fuera de la capital. Es un logro de méritos indudables.

Por tanto, en la medida en que el pensamiento de derecha encarnado en Flores Nano ha mostrado los caracteres señalados es que también ha permitido a grupos y sectores antes alejados de su esfera de actuación y representación adquirir cierta visibilidad, lo cual finalmente redunda en una mejora de la actividad política en su dimensión de representatividad o reflejo de las demandas sociales. Lo importante no es tanto que la plutocracia y los sectores emergentes tengan representantes, sino que tengan la capacidad para trabajar proyectos conjuntos, pues eso reflejaría una integración política, que puede ser un fundamento válido para una práctica institucionalizada de democracia.

En suma, la corriente política que encarna Flores Nano sí representa un pensamiento que mas allá de ser motejado de “Derecha”, indudablemente posee cualidades que de cara al siglo XXI lo presentan como una vertiente democrática y políticamente confiable para la construcción de un Estado Democrático Social de Derecho. Con ello queremos destacar que actualmente el contenido de lo “Social” no necesariamente se alimenta de una vertiente de Izquierda, ¿Porqué? En la actualidad el contenido del vocablo “Social” ya no se puede interpretar como expresión de tendencias socialistas, sino como una apertura hacia las demandas populares, y es por ello que lo Social es reclamado por la tendencia del Humalismo, el aprismo, la corriente de Flores Nano y también la corriente que representa Susana Villarán.

En cambio, considero que la incursión de Susana Villarán participa del tradicional defecto de la plutocracia peruana en su incapacidad de “ensuciarse los zapatos”, esto es, de efectuar el esfuerzo de un combate ideológico y de un activismo político. Susana Villarán representa y refleja muy bien a un sector social que a pesar de poseer una sensibilidad para el tema de lo Social y de tener una alta calidad académica, sin embargo está lastrado por su perspectiva mesiánica e ingenua de la actividad política: mesiánica en el creerse los salvadores de algo –sin que, estrictamente hablando ni la realidad ni nadie los haya colocado en dicho pedestal- e ingenua en el creer que por el solo apoyo de la prensa escrita y televisada y la bullanga que se arma en los blogs, ya se ha encontrado una “propuesta popular”, percepción que se confirma en las encuestas y que olvida que todo se ha originado en la tacha a la candidatura de Kouri. A nuestro entender, la prensa adicta a dicho sector incurre en los siguientes errores e inconsistencias:

- El porcentaje importante que tenía Kouri refleja adecuadamente el hecho que somos un país donde la corrupción tiene cabida de modo abierto. El electorado peruano es capaz de promover y apoyar a alguien que de modo desembozado ha sido partícipe de actos éticamente deleznables y es dicho electorado quien va a votar por Villarán, no por creer en un “cambio” o “inclusión” o “transformación”, sino para ajustarle las cuentas a quien era la principal oponente y supuesta beneficiaria de la purga a Kouri. No hay que sobredimensionar entonces, ni adjudicarle caracteres que no tiene, al lugar que actualmente ocupa Villarán en las encuestas.
- Además de ello, precisamente lo que se quiere hacer aparecer como un rasgo positivo, esto es, el “boom” del crecimiento de Villarán en las encuestas, refleja la naturaleza de la candidatura de Villarán: es una burbuja, alimentada por la prensa y alentada por el actual inquilino de Palacio, quien sabe que una exitosa gestión de Flores Nano en la Alcaldía, la catapultaría –como ocurre en la actualidad con Castañeda- como una rival temible en las elecciones del 2,016. En política rige más que en ningún otro ámbito la máxima de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, por lo cual era previsible que siendo Flores Nano la principal rival de Kouri, el descabezamiento de la candidatura de éste pudiera llevar a su electorado a apoyar a la rival de su principal oponente.

También está claro que Villarán no puede competir con Flores Nano en el sector popular, por lo cual el crecimiento en las intenciones de voto que actualmente ostenta Villarán debe darse respecto de los votos del electorado joven, el cual tiene como rasgos principales el ser un electorado no politizado e idealista, y de allí que no nos debe extrañar que los voceros caviares intentan impregnar en los lectores el que Susana Villarán “está con los jóvenes” y que su candidatura releja la necesidad de nuevas representaciones, de la participación de quienes hasta ahora han sido marginados y a los que se les quiere negar participación, o sea ¡Susana Villarán candidata de los excluidos del sistema¡ (ja ja ja)

Ahora bien, detrás de dicha burbuja ¿Qué encontramos? Una Alianza con lo peor de la política peruana: Patria Roja y la simpatía del humalismo. Las acusaciones reiteradas y ciertas de acoger y vincularse con Patria Roja, lejos de ser aclaradas, son motejadas con el fácil expediente de ser “campaña política” creyendo que sin más dichas objeciones deben ser pasadas por alto. Leyendo a la prensa que promueve y alienta la candidatura de Villarán uno creería que nos encontramos frente a una verdadera “reserva moral del Perú”, a una especie de última esperanza de redención, la última posibilidad que tendríamos los electores de poder alcanzar la democracia ideal, de concretar por fin los anhelos de una democracia inclusiva.

Sin embargo, precisamente lo inclusivo aunque suena bonito en los discursos, no ha sido precisamente el rasgo esencial de Patria Roja. Es innegable que entre aliarse con Humala y con Susana Villarán es la segunda la que ofrece a los sectarios de patria Roja mayores posibilidades de asolaparse en sus pretensiones de seguir perviviendo.

Pareciera que sí existe una afinidad entre el sector que apoya a Villarán y los integrantes de Patria Roja: mientras que los calificados como caviares han vivido perorando sobre la democracia inclusiva, participativa, el respeto a lo popular y a las cosmogonías y la parafernalias idílicas de la democracia popular, se comprueba que su escenario favorito de actuación ha sido el enclaustramiento en las ONGs y en efectuar trabajos, asesorías y consultorías para el Estado, mientras que los integrantes de Patria Roja son los predilectos cobijados en los entes estatales. El caso del SUTEP es paradigmático: más allá de las justas demandas del profesorado y de la necesidad de una mayor atención y justicia y mejor trato hacia los profesores peruanos, es también indudable que el SUTEP manejado por Patria Roja es parte del problema y no de la solución.

Susana Villarán dice que no es violentista, que no promueve la violencia, en fin, que es toda amabilidad, decencia y decoro. Pero, si ello es cierto ¿Cuál es la necesidad de aliarse a un grupo que ha sido nefasto? La explicación a ello se encuentra en que el movimiento de Susana se ha dado cuenta que carecen de una auténtica base popular y como sucedáneo de la misma creen hallarlo en la alianza con Patria Roja y el Movimiento Nueva Izquierda. Esto es, la mejor prueba de la falta de base popular y de una consistente labor política se refleja en los aliados a los cuales ha recurrido Susana Villarán: Patria Roja y al grupúsculo enquistado en el SUTEP y cuyo pensamiento es lo más representativo y auténtico que pueda mostrar hoy en día la arqueología política. Les pido a quienes duden de esto, que consulten la página Web de dichos grupúsculos y allí podrán comprobar de primera mano cómo es que los aliados de Villarán perciben, viven y practican la política.

Precisamente, la recurrencia a un grupo tan carente de ideas, propuestas de modernidad y de apertura hacia una nueva visión de país es explicable: el movimiento de Susana Villarán ante la imposibilidad de tender puentes y alianzas con otros grupos que estaban ubicados en el centro del espectro electoral, ha recurrido a patria roja como un salvavidas que le otorgue a sí mismo la perspectiva de proyección “popular” de la cual se saben carentes. La carencia de apoyo popular que muestra el movimiento de Susana Villarán es explicable además por la ausencia de una labor política, labor en la cual Lourdes Flores tiene una ostensible ventaja.

Por otro lado, consecuencia de su acendrada experiencia en ONGs y enclaustrados en los ambientes académicos, el sector motejado como caviar ha cultivado la imagen de una arquetípica democracia inclusiva, pero cuando nos preguntamos por las concretas experiencias políticas, hallamos que las mismas son prácticamente, nulas. En concreto: las importantes experiencias y proyectos en que ellos han participado los reflejan como peruanos comprometidos con su país, pero dicho compromiso llega hasta la satisfacción personal del acto solidario y como sabemos, la política requiere mucho más que actos personales. En otras palabras, el importante bagaje y sintonía de dicho sector con las necesidades populares, no les ha servido para formar comités políticos de base, no les llama el querer organizar al pueblo para que por fin conquisten la sociedad ideal en que se solazan y conmueven, sino para adoptar una cierta actitud de inmovilismo, que es nefasto para el Perú, porque la valiosísima experiencia y capacidad de los que serían indudablemente militantes y cuadros políticos valiosos se arrincona por las expectativas inherentes a seguir manteniéndose en el círculos donde como muy bien se sabe, ellos se confirman, se propagandizan y se autocomplacen en su entelequia.

Es así como si a la plutocracia peruana se le criticaba su incapacidad para poder ver al Perú y su diversidad como una matriz de donde generar propuestas políticas de índole inclusiva, el sector social que se encarna, refleja y apoya en Susana Villarán también parece aquejado del mismo mal, pero en signo inverso: siendo conocedores y estudiosos de la popular, sin embargo, han preferido optar por la contemplación académica y hacer de comparsas y tecnócratas de los gobiernos y no han apostado por un auténtico y verdadero esfuerzo político, lo cual sin duda alguna los hace proclives a constituirse en previsible furgón de cola de quienes sí participan en la política con todo el esfuerzo y compromiso que ello conlleva. Ello explicaría el curioso –y sintomático hecho- respecto a que según las encuestas en principal sostén electoral de Susana Villarán se encuentra en los sectores A/B mientras que el principal apoyo de Flores Nano se encuentra en los sectores C/D.

La candidatura de Villarán refleja precisamente la fragmentariedad del espectro político que se denominaría de izquierda y que ha encontrado cobijo bajo una imagen de moderación y empatía, que, sin embargo, desnuda su incapacidad en las alianzas que formula y las afinidades que genera. No en vano Humala ha expresado una verdad: quienes apoyan a Villarán son un conjunto de grupos con los cuales el Humalismo tiene afinidad de pensamientos. ¿Hay necesidad de ser más claros?

Para nadie es un secreto la alta resistencia que genera el Humalismo en el electorado limeño. Pretende por tanto el ex comandante auparse a un probable triunfo como una forma de diluir el rechazo que genera y de paso, pescar adherencias. Ellos están en el perfecto derecho de agruparse y celebrar las alianzas que crean convenientes, pero nosotros no podemos caer en la ingenuidad de pretender que allí no pasa nada: que la presencia de Patria Roja y del apoyo del Humalismo deben ser vistos como efervescencias inofensivas, como un gesto de colaboración de buena voluntad, pues suficiente muestras del accionar de Patria Roja y del humalismo ya las hemos tenido. En suma: nadie puede llamarse a engaño.

Además de ello, está en la naturaleza del espectro de izquierda la dispersión y atomización. Es previsible, siguiente la tendencia histórica del último tercio de siglo, que la izquierda peruana no logre superar su fragmentariedad, por lo cual no pueden sustentar la formulación de un verdadero proyecto político. Para nosotros el problema está en que la izquierda peruana actualmente tiene tres notas que la imposibilitan para ser el portaestandarte de la renovación de la política peruana y la construcción de un proyecto político de hegemonía a largo plazo. Dichos defectos son:

1.-        Persistente atomización.
2.-        Proximidad hacia el radicalismo y la violencia.- En definitiva los más representativos movimientos y grupos de izquierda persisten en las actitudes, mensajes y claves inherentes al uso actual y/o potencial de la violencia como forma de alcanzar sus reivindicaciones. Dicho primitivismo constituye una negación absoluta del Estado de Derecho e impide que los grupos que la practican sean percibidos como alternativas serias y dignas de reconocimiento.
3.-        Anclaje ideológico que niega la evolución del mundo y el arribo del siglo XXI.- La década de los años 80 constituyeron el punto máximo de desarrollo de la vertiente política de la izquierda peruana. La década de los 80 es sin duda alguna el lugar idílico, que no existe más. Actualmente existen problemas y desafíos derivados de la globalización económica, el derrumbe de las ideologías estatizantes y comunista en sus países de origen. China y la Ex Unión Soviética, las cunas del comunismo mundial, actualmente están en proceso de consolidación del viraje ideológico y económico que emprendieron en la década de los 90. La desaparición de la vieja dicotomía derecha/izquierda ha sido reemplazada por el debate autoritarismo/democracia y la amenaza de regreso del Estado liberal que esta vez demanda el relajamiento de la protección de los derechos humanos de primera y segunda generación.

¿Qué tienen de positivo los movimientos de izquierda? Su declarada hegemonía y compromiso en el quehacer inherente a la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, lamentablemente esto se vincula únicamente con la labor de las ONGs. A diferencia de quienes critican el que el sector caviar se dedique al negocio de los derechos humanos, debemos señalar que en una sociedad como la peruana es importante que los derechos humanos adquieran visibilidad y controversia en el debate público, y de ello se encargan las ONGs caviares. Dicho aporte debe ser destacado y defendido. Asimismo, en un país como el nuestro, donde se ha documentado la existencia de más de 800 pasivos ambientales es importante la labor orientada a defender un uso sostenible del ambiente y una explotación minera que sea compatible con los estándares internacionales. En la medida en que existen intereses por desarrollar el país, se debe llegar a un acuerdo sobre el modelo de sociedad que queremos, que no se base en la mera imposición ni en el menosprecio de los humildes habitantes de las poblaciones adyacentes a los lugares donde mora la riqueza minera. Es importante el defender que un modelo de desarrollo no tenga como presupuesto la idea según la cual para alcanzar el bienestar de la mayoría se pueda o deba pasar por los derechos de las minorías. Es así que la actividad de la izquierda peruana sí tiene aportes importantes que deben ser incorporados al proyecto del Perú futuro.

Sin embargo, los defectos que considero persisten en la izquierda peruana hacen imposible el que el triunfo de Villarán sea visto como un elemento favorable en la construcción del Perú cuyos elementos se prefiguran en la actualidad.

El triunfo de Villarán amenaza con catapultar a los grupúsculos retrógrados, autoritarios y violentistas que hoy en día se han cobijado en la izquierda de la política peruana. Por el signo de su discurso, por la desfachatez e insolencia con que pretenden imponer sus argumentos en base a la obsecuencia y amenaza, es del todo imposible admitir que ellos sean controlados. Antes de la nefasta alianza ellos no han renunciado a ninguna de sus banderas y prácticas ¿Podemos esperar que en un escenario electoral de triunfo dichos rasgos decaigan? Lo dudo y de dicha incertidumbre es que a mi entender, es imposible extender un voto a favor de la candidatura de Susana Villarán, una honesta mujer que ha revelado una gran incapacidad para poder sentar las bases de un auténtico proyecto político de izquierda, tal cual lo demanda el Perú del siglo XXI. Anticipando el que no estamos descaminados en nuestras disquisiciones, la propia Susana Villarán ha evitado en todo momento hacer un deslinde claro y expreso sobre el porqué de la Alianza con Patria Roja y el cómo se ejercerán desde la Municipalidad Metropolitana el poder que actualmente tienen las municipalidades, en caso que Patria Roja reclame el precio de la Alianza –que por otro lado, claramente no era necesaria por la insignificancia electoral de dicho grupúsculo, verdadera bacteria perniciosa, esto es, diminuta en términos cuantitativos, pero cataclísmica en el daño que genera.
¿Porqué Patria Roja ha apostado con Villarán? Del mismo modo que Humala ve en Villarán la oportunidad de vencer la resistencia del electorado limeño a su discurso, Patria Roja ve en Villarán la posibilidad de una victoria que sustituya o atenúe su indudable fracaso frente al Ministro Chang. El control de los colegios municipalizados es el verdadero botín al cual aspira Patria Roja, sabedores que en términos electorales no significan absolutamente nada, pero conocedores valetudinarios de las formas más eficaces de frenar reformas e impedir que se ejerza un control sobre la calidad educativa de sus prosélitos. Es por ello que un triunfo de Villarán puede representar un concreto factor de retroceso en los relativos y parciales avances que se han operado en la educación peruana ¿Se imaginan a Nílver López decidiendo sobre lo que debe o no promoverse desde el sitial que le otorgaría un eventual triunfo de Villarán? ¿Se imaginan los baratos alardes a los cuales recurriría el ex comandante tratando de envanecerse gratuitamente por una eventual victoria que en nada le sería deudora?

Es así que considero que ambas contendientes tendrían en principio, similares elementos por los cuales uno se sentiría dispuesto a votar por cualquiera de ellas. Sin embargo, la candidatura de Susana Villarán ha recurrido al auxilio de un grupúsculo cuyos antecedentes y realidad constituyen una amenaza clara, un patente peligro de dinamitar la educación peruana.

Lo referido no constituye en modo alguno para nosotros el preludio para el ejercicio de convertirnos en futurólogos: nadie podía prever que Alan García sería presidente por Segunda vez, que Fujimori fuera a convertirse en lo que es y que Susana Villarán fuera -por la conjunción de afortunadas y extrañas circunstancias-, la abanderada de una prensa y medios que también intentan plasmar su reino de la “dicta-blanda”.

Simplemente he creído honesto exponer el porqué mi voto irá por Flores Nano. En política es siempre mucho más saludable el honrar a alguien que a pesar de hallarse en la orilla opuesta al del credo personal, ha sido capaz de “sudar la camiseta” por construir desde su perspectiva una idea de patria, y si algo nos ha enseñado la política peruana en los últimos veinte años es la necesidad de una vez por todas, de no enrostrar las diferencias como defectos capitales pero tampoco a apoyar a alguien que por su unión con un grupo que sí es un lastre para el quehacer político decente y constructivo, termina apareciendo como un caballo de Troya que alberga en su interior un pensamiento que interpreta al Perú según los esquemas y conceptos de la década de los 70 y mediados de los 80.

Quienes creemos en la democracia apostamos por la institucionalidad y fortaleza de los partidos políticos como un medio de educación y dirección política, consideramos que en política es mejor encarar a un rival debidamente preparado que otorgar nuestro voto a una aventura política cuyo transitorio éxito descansa en un conjunto de circunstancias mudables y que no refleja un trabajo político que confirme la existencia de un partido político que ayude a construir la institucionalidad democrática que hace falta consolidar para que la democracia peruana no se vea amenazada por los caudillismos, la corrupción y la disgregación.

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